El Comité de Normalización y Certificación, CONOCER, define competencia como: “el conjunto de conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes de los individuos en la resolución de un problema o una situación específica”; bien dice el refrán: “sin evidencia, no hay competencia”.
Por otro lado, ¿cómo identificamos, gestionamos, administramos y evaluamos un proyecto a la luz de los estándares de competencia?
Cada intervención del profesional de la contabilidad en sus diferentes roles implica entregar resultados y buenas cuentas.
Resulta mandatorio en todo proyecto cuidar tres variables que son “oro molido” y la garantía de concluir satisfactoriamente la tarea encomendada. Dichas variables, no son otra cosa que los llamados “indicadores” de impacto, resultado y desempeño.
No hay excepción, en todo proyecto es indispensable: a) Planificar, b) Ejecutar c) Evaluar: Tiempo “T” Costo “$” Calidad “Q”.
Sin rayar en fundamentalismos, pero sí propender a buscar la excelencia, podemos afirmar que un “Ser Humano” debe realizar su “proyecto de vida con excelencia”.
Por lo tanto, en el caso del profesional contable, éste canalizará todos sus esfuerzos a la entrega de resultados:
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Oportunos.
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Dentro del presupuesto.
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Con los estándares de calidad previamente definidos.
En la medida de sus posibilidades, superar las expectativas tanto del prestatario como del prestador de servicios.
Ahora bien, en un mundo tan dinámico donde el contexto y el entorno se modifican día con día, en nanosegundos, debemos desaprender ciertos “usos y costumbres”, hábitos y actitudes que pudieran minar o mermar el éxito de los proyectos.
Por lo anterior, resulta indispensable adoptar y adaptar un mecanismo de profesionalización, capacitación, desarrollo, certificación de cualquier profesional, que esté alineado con los perfiles que demanda el Siglo XXI.
Aquéllos que por obsolescencia o por negligencia se aparten del uso de las Nuevas Tecnologías de Comunicación e Información en cualquier campo de la vida laboral, familiar, profesional o artístico, se convierten rápidamente en “analfabetas funcionales”, esto es, personas no aptas para desempeñar funciones que exige un mundo altamente competido y competitivo. En una palabra, se vuelven “incompetentes”.
Suena radical pero este mundo se ha segmentado, con sus matices, en tres subconjuntos:
I Empleados:
- auto empleado, “freelance”
- emprendedores
- subordinados
II Desempleados:
- los que buscan y no encuentran, o no quieren trabajar
III Inempleables:
- perfiles excedidos y no hay campo laboral
- subperfiles acordes, pero con expectativas no conciliables: horario, formato, percepciones
- incompetentes
Las facilidades que ofrece el mundo actual para mantenerse al día son por demás generosas: modalidad, accesibilidad, flexibilidad. Esto lo denominamos el “Justo a tiempo” de la profesionalización “JAT” (en inglés JIT, “Just in Time”), unido a la filosofía: haz las cosas bien y a la primera, cero desperdicio de tiempo, de insumos, de capital intelectual y óptimo aprovechamiento de los recursos.
El Sistema Educativo de capacitación, de actualización y desarrollo permite hoy en día:
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Acreditar cursos, diplomados, especialidades, maestrías y/o posgrados.
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Con las modalidades presencial, semipresencial y/o a distancia.
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Con la flexibilidad curricular en planes y programas de estudio.
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En el tiempo, lugar, presupuesto, intensidad y velocidad que requiera el usuario final.
En conclusión: estudias lo que necesitas, en donde puedas, con el ritmo que tú programes para ser competente.
No engrosar a las filas de los “Ninis” “Di no a la Anorexia Intelectual”
Convirtámonos en Seres Humanos Excelentes al trabajar con pasión y entrega, dentro de los lineamientos éticos que privilegian nuestra condición: Ser más Humanos.
Ing. María del Carmen Padilla Longoria
Integrante del Consejo Directivo 2016-2018
Academia Mexicana de Auditoría al Desempeño, A.C.
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